La retracción palpebral es cuando uno de los dos párpados (el superior o el inferior) está más abierto de lo normal.
Cuando ocurre en el párpado superior, suele producir cara de susto, y aspecto de “ojos saltones”. Suele deberse casi siempre a una orbitopatía tiroidea (afectación de los ojos por problemas de tiroides). El tratamiento de la retracción palpebral en las fases iniciales es el tratamiento de la propia orbitopatía. Cuando la retracción permanece tras el tratamiento de la orbitopatía, se puede corregir con cirugía. Existen distintas técnicas para la corrección de la retracción palpebral superior. Todas ellas se realizan con anestesia local y sedación intravenosa. Es muy importante individualizar completamente el tipo de cirugía según las características de cada paciente, ya que así podemos optimizar el resultado de la misma. La cirugía suele conseguir normalizar la posición del párpados.
Cuando ocurre en el párpado inferior, suele producir aspecto de ojos tristes y cansados. A diferencia de la retracción del párpados superior, la del párpado inferior tiene muchas otras posibles causas. Una causa de ellas es la retracción tras una blefaroplastia inferior. Los factores de riesgo para que se produzcan suelen ser la laxitud de los párpados previa a la cirugía, la extirpación amplia de piel y la cicatrización de las capas internas del párpado (aumenta su riesgo cuando la blefaroplastia se hace a través de la piel en vez de a través de la conjuntiva). Cuando aparece, suele ser posible corregirla con cirugía, generalmente dando tensión de nuevo al párpado, elevando la mejilla con un lifting de tercio medio facial asociado al uso de injertos, generalmente de paladar.
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