La orbitopatía tiroidea es una enfermedad autoinmune, en la que nuestras defensas atacan a nuestro propio tiroides, y a la grasa y los músculos que hay alrededor de los ojos. Este ataque produce una inflamación (se hinchan los parpados y los ojos, se ponen rojos, duelen) que suele durar en torno a uno o dos años (más en fumadores). Pasado este tiempo, la inflamación desaparece. El problema es que en función de la intensidad que haya tenido la inflamación, puede dejar desde ninguna, a graves secuelas (sobretodo exoftalmos u ojos salidos hacia fuera, estrabismo y visión doble, y párpados más abiertos y con más grasa).

El principal problema es que suele afectar más frecuentemente a mujeres y con frecuencia jóvenes, y como afecta a los ojos y cambia su aspecto, produce una gran alteración en la calidad de vida, tanto por las molestias, como por la alteración emocional.

La molestia más frecuente que tiene el paciente es el cambio en el aspecto. Este se produce sobretodo por la retracción del párpado superior (está más abierto), lo que da cara de susto. También suelen tener irritación en los ojos, los ojos hinchados, sobretodo por las mañanas, verse lo ojos más salidos (saltones) y en los casos más graves se puede ver doble o perder visión. Si esto ocurre en alguien que ya tiene problemas de tiroides conocidos, el diagnostico es fácil. En problema es que en ocasiones, las alteraciones en los ojos son anteriores a las alteraciones en el tiroides. Estos casos pueden requerir analíticas y pruebas de imagen para el diagnostico. Es muy importante detectar estos casos pronto para remitirlos al endocrino y que ponga tratamiento para el tiroides.

El tratamiento de la orbitopatía tiroidea depende de la fase en la que esté el paciente. La fase activa se trata con fármacos, mientras que la fase inactiva (las secuelas) se trata con cirugía. Los fármacos que se usan inicialmente en la fase activa son los corticoides intravenosos. Son eficaces hasta en el 80% de los casos aproximadamente. Cuando no se responde a los corticoides, las dos alternativas que hay dependiendo de cada caso son la radioterapia orbitaria, o fármacos biológicos como el tocilizumab o el rituximab.

La cirugía de las secuelas se puede hacer cuando la enfermedad está inactiva, es decir cuando ya no hay inflamación. Esto generalmente es pasados uno o dos años desde el comienzo de la afectación de los ojos, aunque puede variar en función de los factores de riesgo (más largo en fumadores) y de la respuesta a los corticoides (pueden acortar la duración de la fase activa).

La cirugía puede tratar todas las secuelas que aparecen en la orbitopatía tiroidea, tanto el exoftalmos (con una descompresión orbitaria), como la visión doble (con cirugía de los músculos que mueven los ojos), como de las alteraciones en los párpados, que pueden quedar más abiertos de lo normal con cara de susto o con un exceso de grasa formando grandes bolsas (con cirugía palpebral). En grandes estudios a nivel europeo la cirugía ha demostrado aumentar significativamente la calidad de vida en los pacientes con orbitopatía tiroidea.

La descompresión orbitaria consiste en hacer más grande la órbita, para que entre más contenido, y los ojos que se han salido porque el contenido había aumentado de tamaño, vuelvan hacia dentro, hacia su posición normal. Esto se consigue quitando una o varias de las paredes de la órbita. La cirugía se hace con anestesia general y con ingreso hospitalario generalmente de 24 horas. Es una cirugía que produce resultados muy satisfactorios con un riesgo pequeño de complicaciones. El riesgo fundamental es el de aparición o empeoramiento de la visión doble, pero que si aparece tiene solución.

La cirugía de la visión doble, consiste en recolocar los músculos que mueven los ojos para evitar la doble imagen. Suele hacerse con anestesia tópica (en gotas) lo que permite ajustar dentro del quirófano de forma mucho más precisa la posición de los ojos.

La cirugía palpebral puede tratar todas las secuelas que aparecen en los párpados. Lo que se trata fundamentalmente es la retracción palpebral (cuando queda uno o los dos párpados más abiertos de lo normal, con cara de susto) y el exceso de grasa en los párpados (que se observa como bolsas, tanto en el párpado de abajo como en el de arriba). Existen distintos tipos de cirugía y distintas técnicas, pero todas se realizan con anestesia local y ambulantes (sin ingreso hospitalario). Es muy importante en estos casos plantear una cirugía completamente individualizada para cada paciente para optimizar los resultados.

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