La evisceración es el procedimiento que se realiza en los casos en los que hay heridas del ojo irreparables, o en los casos de ojos ciegos dolorosos sin posibilidad de recuperación visual, mediante el cual se vacía el ojo y se rellena con una prótesis intraorbitaria. Esta prótesis intraobitaria con forma de esfera, queda interna en la orbita, cubierta por la cubiertas normales del ojo y restituye el volumen perdido por la falta del ojo. Por fuera, se coloca una prótesis externa, que se realiza de forma personalizada y se pinta con el color y rasgos del otro ojo, para que estéticamente parezca un ojo normal.
Es una cirugía que sustituye un ojo ciego, doloroso y estéticamente desfavorable por una cavidad con prótesis que sigue sin ver, pero que no duele y que estéticamente en muchos casos pasa casi desapercibida.
La cirugía se puede realizar con anestesia local y carácter ambulante, sin necesidad de ingreso hospitalario. El postoperatorio es molesto la primera semana por la inflamación, y generalmente a las 2-3 semanas ya se puede adaptar una prótesis provisional. La prótesis definitiva (personalizada) se suele adaptar a partir del mes de la cirugía.
La enucleación es como la evisceración, pero en vez de vaciar el ojo, se quita entero. Generalmente queda reservada para los casos de tumores intraoculares en los que esta contraindicada la evisceración.
